lunes, 4 de febrero de 2013

CUIDA TU ALIMENTACION :D




Una buena alimentación debe estar acompañada por una dieta balanceada, en donde el número de calorías ingeridas debe ser igual al número de calorías gastadas.
Una persona bien alimentada necesita de una dieta proporcionada balanceada: el número de calorías ingeridas debe ser igual al número de calorías gastadas.
El promedio de calorías que un individuo necesita por día es de aproximadamente 30 por kilo dependiendo de su actividad, aunque ese índice va disminuyendo con el correr de los años. Cuanto mayor sea la persona, menos calorías gasta (esto no es una regla fija, sino que depende de cada individuo).
Los bebes recién nacidos por ejemplo, necesitan de unas 100 calorías diarias por kilo, mientras que las personas mayores de 60 precisan tan sólo unas 20, siempre dependiendo de la actividad que desarrollen.
La alimentación, es la forma de nutrir y reponer la energía utilizada durante el día, con el aporte de alimento correspondiente.
El metabolismo basal es el aporte calórico mínimo que el organismo necesita para mantener sus actividades, sumando los gastos de energía necesaria para el cumplimiento de funciones orgánicas vitales, como la contracción cardiaca, la respiración, la filtración renal, etc.
La dieta que cumpla con las necesidades físicas, debe contener la cantidad mínima de vitaminas, minerales y proteínas requeridas. Y es muy importante decir que tanto las vitaminas como los minerales no aportan grasas al organismo y son trascendentes para el buen funcionamiento del mismo.
El equilibrio de una dieta incluye las cantidades necesarias de proteínas (un 12%), grasas (38%) e hidratos de carbono (50%). Pero como siempre, los porcentajes deben variar según la actividad desarrollada por el individuo o si sobreviene algún tipo de modificación en el metabolismo.
Boca y el Mal Aliento
El mal aliento se debe a una mala higiene dental y es signo de mala salud, pero otros factores también influyen, como problemas de encías, caries, infecciones de nariz o garganta, dieta inadecuada, estreñimiento, fumar en exceso, bacterias extrañas en la boca, mal funcionamiento del hígado, indigestión, mala digestión de proteínas, gastritis, estrés, etc.
Para combatir este problema es necesario lavarse los dientes y la lengua después de levantarse y después de cada comida, los jugos de verduras verdes con clorofila, vitamina A y del complejo B le ayudan a combatir infecciones ya que limpian la sangre y el colon.
El ajo actúa como antibiótico destruyendo bacterias extrañas en boca y colon. Mastique zanahorias crudas y tostadas sin freír para limpiar los dientes y perejil, cilantro u hojas de menta para el mal aliento, no olvides el uso de hilo dental. Otro detalle importante es que el yogurt mejora la flora intestinal lo que ocasiona el mal aliento. Como último punto es necesario evitar el exceso de azúcares.
El Estómago
Para evitar las frecuentes molestias estomacales es importante comer despacio, raciones pequeñas y ligeras en cada comida de ésta manera la producción de ácidos gástricos será la adecuada.
Procure no hacer ninguna actividad fuerte después de comer, esto dificulta la digestión. Si padece de gastritis tome el jugo de 1/4 de col en ayunas por una semana. Para las úlceras se recomienda la col, ajo y el zinc.
El Corazón
Órgano vital y susceptible a deteriorarse por agentes externos y ambientales. Protéjalo con antioxidantes como vitamina A, C, E y selenio.
Consumir alimentos con vitamina D y potasio ayudan a la función del corazón, Consuma vegetales de hoja verde, brócoli, nopales, zanahoria, chile, jitomate, plátano, papa, frutas cítricas, melón, guayaba, fresas, kiwi, pescado, aguacate, almendras, aceites vegetales, leche, quesos, fríjol de soya y avena.
Si hay hipertensión, consuma alimentos ricos en calcio.
Cerebro y Memoria
Para que la función cerebral se lleve a cabo adecuadamente se requieren suficientes concentraciones de nutrimentos.
Para mejorar la función cerebral se debe incluir diariamente alimentos ricos en vitaminas del complejo B como arroz, pan y cereales integrales, soya, leguminosas (fríjol, lenteja, etc), germinado de trigo, almendras, nueces (comerlos en lugar de las grasas o alimentos grasosos), pescado, pavo, carne sin grasa y levadura de cerveza. Alimentos ricos en lecitina y cromo como fríjol de soya, hígado, huevo, queso, leche, coliflor, papa, zanahoria.
Ejercitarse es importante y caminar es muy buena opción. Aprenda a respirar profundo, esto mejora los niveles de oxígeno del cerebro. Mantenga activo el cerebro pensando y haciendo actividades que estimulen la mente.
La Piel
El deterioro de la piel se relaciona con el consumo excesivo de alimentos muy condimentados, líquidos muy calientes, alcohol, estrés, exceso de calor o de frío.
Para cuidarla se recomienda tomar mucha agua, evitar alimentos fritos, grasa animal, azúcares, chocolates, fumar (causa arrugas, sobretodo en la boca), excesivo contacto con el sol (causa resequedad, envejecimiento prematuro, manchas, salpullido).
Consuma mucho ajo, cebolla, espárragos, avena, alimentos altos en calcio y de 2-3 veces por semana coma huevo. Las frutas y verduras tienen antioxidantes (vitaminas A, C, E y selenio) y mantienen la piel hidratada.
Cabello y Caspa
La caspa se debe a un mal funcionamiento de las glándulas sebáceas en el cuero cabelludo, produciéndose más grasa y a un hongo.
Evite los alimentos fritos, leche y quesos con grasa, azúcares, harinas, chocolates, nueces, etc. Su dieta debe contener de 50 a 75% de alimentos crudos, consuma yogur y alimentos ricos en vitaminas del complejo B. Evite jabones irritantes, cremas y shampoos muy grasosos y con químicos.
La pérdida de pelo se puede deber a una mala circulación, cirugía, enfermedad, radiación, pérdida repentina de peso, deficiencia de hierro y vitaminas, consumo insuficiente de alimentos, estrés, embarazo, diabetes, enfermedad tiroidea, herencia y quimioterapia.
Intestino
Un intestino sano es aquel que está libre de toxinas y de desechos. La mejor forma de mantener limpio el colon es consumiendo alimentos altos en fibra.
Los tés de manzanilla, limón y ajo ayudan a la desinflamación y a la limpieza del intestino. Prefiera las verduras crudas y en todas las comidas consuma por lo menos un alimento con fibra.
Beba abundantes líquidos, 1.5 a 3 litros diarios, evite las grasas, carnes, leche y quesos con mucha grasa y alimentos fritos. Los jugos de frutas naturales como el de melón y limón, son excelentes limpiadores del intestino.
El Hígado
Importante cuidar éste órgano porque intervine en el metabolismo y en la utilización de los hidratos de carbono, proteínas y grasas.
Puede haber deficiencias de vitamina A, D, E y K, alteraciones en la asimilación de calcio, estreñimiento, intoxicación y sobrepeso.
Se requiere consumir alimentos con vitaminas del complejo B y hierro. Para librarlo de toxinas se recomienda el jugo de betabel, limón, zanahoria, espinaca y perejil.
Los Huesos
El sol ayuda a fortalecer los huesos por medio de la activación de la vitamina D, la cual interviene en la captación del calcio por los huesos.
También el sol disminuye los niveles de glucosa en la sangre, mejorando la actividad de la insulina; por éstas dos cuestiones es bueno tomar un poco de sol después de comer.
Los alimentos ricos en calcio incluyen los lácteos, quesos, brócoli, frijoles, sardinas y charales. Las acelgas, verdolagas, espinacas por su contenido de fitatos, inhiben la absorción de calcio, por lo que no se deben consumir junto con alimentos ricos en calcio.
La Sangre
La sangre necesita liberarse de todas las toxinas acumuladas. Tomar en la mañana y en la noche por 3 días el jugo de limón, betabel y zanahoria ayuda a desintoxicar la sangre . Tome por lo menos 8 vasos de agua al día.
Los jugos de verduras verdes también ayudan. Para la producción de glóbulos rojos son importantes las verduras con clorofila, es decir, las verdes como la calabaza y los chiles, por su contenido de hierro.
Para tener mejor efecto evite las harinas y las grasas en exceso. Para evitar que la sangre tenga grasa y haya riesgo de ateroesclerosis, son recomendables las grasas poliinsaturadas como las que se encuentran en los aceites de cártamo, girasol, canola, olivo, en el aguacate, almendras y pescado.
Cara, problemas de Acné
El acné y la piel grasa, se debe a la excesiva producción de grasa por las glándulas sebáceas.
Las personas que presentan este problema deben tener una dieta que reduzca las infecciones de la piel manteniendo la sangre libre de toxinas, que mantenga la piel tersa, suave y tonificada, que repare las células dañadas, que promueva el crecimiento de nuevas células, que ayude a la cicatrización y a la circulación de la sangre hacia la superficie de la piel y que fortalezca el tejido epitelial.
Una dieta que contenga altas cantidades de vitamina A, B y C, así como zinc, cromo y grasas insaturadas dará éstos beneficios. Consuma frutas cítricas en la mañana y en la noche, verduras de hoja verde, pescado, pollo, papa, manzana, aceites vegetales, arroz, cereales integrales y leguminosas.
Sistema inmunológico
El jugo de verduras ayuda al sistema inmune y previene enfermedades: combine el jugo de limón, zanahoria, betabel, apio, espinaca, col, cebolla, ajo y perejil.
El exceso de grasa y colesterol en sangre deprime al sistema inmune y son más frecuentes las enfermedades. Por esto, son importantes las grasas insaturadas, el cobre y el zinc: salvado, pescado, nueces, pan integral, carne roja sin grasa, ciruelas pasas y aceites vegetales.

RELAJATE, SOLO SON EXAMENES




Uno de los problemas más comunes que conciernen a los exámenes es la gran inquietud o nerviosismo que producen en quienes han de pasar por ellos. La nota conseguida en los exámenes puede tener efectos decisivos en el futuro del candidato y el simple proceso de prepararse para ellos puede ser una experiencia cargada de estrés. 
En esta sección nos centraremos en tres cuestiones relacionadas con la inquietud que provocan los exámenes.
Una, aprender durante varios meses cómo relajarse; tanto mental como físicamente;
dos, modificar las reacciones de miedo a los exámenes;
tres, aprender a relajarse rápidamente mientras se está en la sala de exámenes.
Aprende a relajarte Antes de tratar de las técnicas de relajación, merece la pena analizar una lista de comprobación de signos y síntomas asociados con el estrés.
Cuando piensas en un examen, o en el momento de hacerlo:
— ¿Te palpita el corazón con latidos exagerados y ritmo acelerado? — ¿Se torna jadeante tu respiración y te invade una sensación de ahogo? — ¿Te suda el cuerpo (palmas de las manos, axilas y cara)? — ¿Se agita tu mente y te sientes intranquilo/a? — ¿Se te revuelve el estómago? 
 
La lista de arriba no es exhaustiva, pero la mayoría de las personas que se preparan para un examen estarán en disposición de identificarse con algunos de estos síntomas, si no lo hacen con todos.
Si tu corazón palpita, tu respiración se acelera, tus manos están inquietas y húmedas y todo tu cuerpo está revolviéndose y moviéndose en el asiento, hacer un examen puede ser mucho más difícil de lo que debería ser.

¿Cómo puedes hacerte con el control de estos problemas? Una manera es enseñar a la mente y al cuerpo a relajarse cuando se le ordene.

Entrenamiento en relajación Es interesante caer en la cuenta de que lo que realmente pretendemos conseguir con el entrenamiento en relajación es la capacidad de controlar efectivamente lo que nuestra mente está haciendo. La mente humana es un órgano muy activo y, en la mayoría de las personas, esta actividad es en cierta medida autónoma. Esto es, la mente es como el tronco de caballos de una diligencia galopando desbocados mientras que el cochero trata de no caerse del pescante. Para conseguir dominarlos, el cochero tiene que trabajar mucho y tirar todo lo que pueda de las riendas para reducir la velocidad y reorientar el tronco.

La misma condición se da en la mayoría de la gente que comienza a practicar un curso de relajación. Ya que nuestra mente ha estado sujeta a años y años de estimulación, incitación y provocación, será un trabajo arduo pero agradable adquirir la capacidad de relajarse.

Es importante enfatizar que aprender la forma de relajarse es un proyecto a largo plazo. Esto es, serán necesarios meses de práctica para conseguir un efecto duradero. No se desanime por la palabra práctica porque es una experiencia de lo más placentera y agradable. Pero lleva su tiempo.

Los siguientes pasos son una guía muy útil que le ayudará a aprender esta técnica.
Practica todos los días Incluye la práctica de la relajación en tu plan diario y dale un nivel de prioridad alto. Cuanto más practiques, en mejor disposición estarás para relajarse. Aunque aprender a relajarte pueda parecerle sencillo, no lo es. Tendrás que trabajar periódica y conscientemente en ello para perfeccionar esta técnica.
“¿Cuánto debo practicar cada día?”. Al principio de tu aprendizaje, varias sesiones cortas (de tres a cinco minutos) serán lo mejor. En esta etapa, las sesiones más largas probablemente sólo le reportarían preocupaciones y desvelos. A medida que progresivamente te vayas especializando más en controlar la actividad de tu mente, aumenta la duración de las sesiones. En la etapa final, trata de practicar unos treinta minutos cada día, en dos sesiones de quince minutos.
Una palabra de precaución: los días que estés muy ocupado/a puedes tener la tentación de prescindir por completo de tus sesiones de práctica. Precisamente estos son los días en que es más importante relajarse. Así que cíñete a tu rutina y evade tu mente de las tensiones del día en tus sesiones de relajación. Además de servirte de valiosa práctica y de bien necesitado descanso, el tiempo que dedicas a relajarte también te sirve para formar un firme hábito de disciplina personal: ser capaz de dar inicio y término a las tareas más importantes de cada día.